martes, 10 de abril de 2007

LIBRO SEXTO


1. Habiendo previamente terminado sus estudios, después de haber permanecido así en la orden de los dueños de casa, conforme a la regla, debe el Duija vivir enseguida en el bosque, con firme resolución y siendo perfectamente dueño de sus órganos.
2. Que cuando el jefe de casa ve que su piel se arruga y sus cabellos blanquean se retire a un bosque[1].
3. Que renunciando a los alimentos que se comen en las ciudades y a todo lo que posee, confiando su mujer a sus hijos, parta solo ó lleve consigo a su mujer.
4. Que llevando su fuego sagrado y todos los utensilios domésticos empleados en las oblaciones, abandonando la ciudad para retirarse al bosque, permanezca allí señoreando sus órganos de los sentidos.
5. Que celebre las cinco grandes oblaciones, según las reglas prescritas, con las diferentes clases de granos puros que sirven de alimento a los Munis como el arroz salvaje, con hierbas, raíces y frutos.
6. Que se vista con un piel de gacela ó vestido de corteza; que se bañe mañana y tarde; que lleve siempre los cabellos largos[2] y deje crecer su barba, los pelos de su cuerpo y sus uñas.
7. Que haga, en cuanto esté a su alcance, ofrendas a los seres animados y limosnas con una porción de lo destinado a su alimento y honre a los que vienen a su ermita, presentándoles agua, raíces y frutos.
8. Debe dedicarse sin cesar a la lectura del Veda, sufrir todo con paciencia, ser benevolente y perfectamente recogido, dar siempre, no recibir nunca, mostrarse compasivo con todos los seres.
9. Que haga con regularidad las ofrendas al fuego dispuesto según el modo Vitana[3], no olvidando en tiempo conveniente las oblaciones del día de luna nueva y de luna llena.
10. Que celebre también el sacrificio en honor de las constelaciones lunares, la ofrenda del grano nuevo, las ceremonias que se celebran cada cuatro meses y las del solsticio de invierno y las del solsticio de verano.
11. Que haga separadamente, según la regla, los pasteles y los otros manjares destinados a ser presentados en ofrenda con granos puros, alimento de los Munis, que crecen en la primavera ó en otoño[4] y que él mismo haya cosechado.
13. Que coma las hierbas que se crían en la tierra ó en el agua, flores, raíces y frutos producido por árboles puros y los aceites que se forman en los frutos.
14. Que evite el tomar miel y carne, hongos terrestres, bustrina[5], sigruka[6] y los frutos del sleshmataka[7].
15. En el mes de aswina debe arrojar los granos salvajes que había acumulado precedentemente así como los vestidos viejos, las hiervas, las raíces y los frutos cosechados por él.
16. Que nunca coma lo que ha brotado en un campo labrado, aunque este campo haya sido abandonado por su propietario, ni raíces y frutas que provengan de un pueblo, aún cuando le atormente el hambre.
17. Puede comer alimentos cocidos al fuego ó frutos maduros; para aplastar ciertos frutos, emplear una piedra ó servirse de los dientes a guisa de mano de mortero.
18. Que recoja grano para cada día solamente ó que haga provisión de él para un mes, para seis meses o para un año.
19. Que después de haberse procurado en cuanto haya podido, de qué alimentarse, coma en la tarde y en la mañana solamente cuando llega el momento de la cuarta ó de la octava comida[8].
20. O que observe las reglas de la penitencia unar (Chandrayana)[9] durante la quincena iluminada ó durante la quincena oscura ó que coma una sola vez al fin de cada una de estas quincenas, granos hervidos.
21. O que no viva absolutamente sino de flores y de raíces y de frutos maduros por el tiempo que han caído espontáneamente, observando estrictamente los deberes de los anacoretas.
22. Que se revuelque en tierra ó se mantenga todo un día sobre la punta de los pies; que se levante y se siente alternativamente y que se bañe tres veces al día[10].
23. Que en la estación cálida (grishama)[11], soporte el ardor de los cinco fuegos[12]; que durante las lluvias (varshas) se ponga enteramente desnudo bajo los torrentes de agua que vierten las nubes; que durante la estación fría (hemanta) lleve un vestido húmedo, aumentando gradualmente sus austeridades.
24. Que tres veces al día haciendo su ablución, satisfaga a los Dioses y a los Manes con una libación de agua, y que reseque su substancia mortal entregándose a austeridades cada vez más rigurosas.
25. Que entonces, habiendo depositado en sí mismo, según la regla, los fuegos sagrados, tragando las cenizas, no tenga más fuegos domésticos ni habitación; que guarde el más absoluto silencio y viva de raíces y de frutos.
26. Que esté exento de toda inclinación a los placeres sensuales, que sea casto como un novicio que tenga por lecho la tierra, no consulte su propio gusto para elegir una habitación y resida al pie de los árboles.
27. Que reciba de Bramanes anacoretas y otros Duijas dueños de casa que residen en el bosque, la limosna necesaria para el sostenimiento de su existencia.
28. Ó puede traer alimento de un pueblo, después de haberlo recibido en una fuente hecha de hojas ó en la mano desnuda ó en un tiesto, y comer ocho bocados.
29. Tales son, con algunas otras todavía, las prácticas piadosas que debe observar un Brahmána retirado a un bosque; y para unir su alma al Ser supremo debe estudiar las diferentes partes teológicas (Upanishads)[13] del Libro revelado.
30. Que han sido respetuosamente estudiadas por los devotos ascéticos y por los Brahmanas dueños de casa retirados a un bosque para el acrecentamiento de su ciencia y de sus austeridades y para la purificación de su cuerpo.
31. Ó que si tiene alguna enfermedad incurable, se dirija hacia la región invencible del noroeste y con paso seguro camine hasta la disolución de su cuerpo, aspirando a la unión y no viviendo sino de agua y de aire.
32. El Bramána que se ha desprendido de su cuerpo por una de estas prácticas que han puesto en vigor los grandes Rishis, que está exento de pena y de temor, es admitido honrosamente en la mansión de Brahma.
33. Cuando el anacoreta ha pasado así en los bosques el tercer período de su existencia, debe en el cuarto abrazar la vida ascética, renunciando enteramente a toda especie de afecto.
34. El hombre que ha pasado de orden a orden[14], que ha hecho las oblaciones requeridas al fuego, que ha señoreado siempre sus órganos, fatigado de dar limosna y de hacer ofrendas, consagrado a la devoción ascética, obtiene, después de su muerte, la suprema felicidad.
35. Que después de haber cancelado sus tres deudas para con los Santos, los Manes y los Dioses[15], encamine su espíritu a la liberación final (Moksha)[16]; pero quien antes de haber pagado estas deudas desea la beatitud, se precipita a la mansión infernal.
36. Cuando ha estudiado los Vedas del modo prescrito por la ley, cuando ha procreado hijos según el modo legal, y cuando ha ofrecido cuantos sacrificios ha podido, estando canceladas sus tres deudas, puede no pensar entonces sino en la liberación final.
37. Pero el Bramána que, sin haber estudiado los Libros santos, sin haber engendrado hijos, ni haber hecho sacrificios, desea la beatitud, se va al infierno.
38. Después de haber celebrado el sacrificio del Prajapati, en el que presenta a guisa de ofrenda todo lo que posee, según el mandamiento del Veda; después de haber depositado en sí mismo el fuego del sacrificio, un Brahmán puede abandonar su casa para adoptar la vida ascética[17].
39. Cuando un hombre imbuido de la parte teológica de los Libros santos, poniendo a abrigo de temor a los seres animados, abandona la orden de los dueños de casa para pasar a la de los devotos ascéticos, resplandecen con su gloria los mundos celestes.
40. El Duija de quien no experimentan ningún temor las criaturas sensibles, desembarazado de su substancia mortal, no tienen nada que temer de quien quiera.
41. Que abrace la vida ascética saliendo de su casa, llevando consigo utensilios puros, con su bastón y su aguamanil, guardando silencio, exento de todo deseo provocado por los objetos que se le presentan.
42. Que esté siempre solo y sin compañero, a fin de obtener la felicidad suprema, considerando que la soledad es el único modo de obtener esta felicidad; en efecto, no abandona y no es abandonado y no sufre jamás la pena que esto causa.
43. Que no tenga fuego ni domicilio; que vaya a pueblo a buscar su alimento cuando el hombre lo atormenta; que esté resignado, lleno de firmes propósitos; que medite en silencio y fije su espíritu en el Ser divino.
44. Una vasija de barro, por morada la raíz de grandes árboles, un mal vestido, una absoluta soledad, el mismo modo de tratar a todo el mundo, tales son los signos que distinguen a un Brahmána que está cercano a la liberación final.
45. Que no desee la muerte, que no desee la vida; que espere el momento fijado para él, como criado espera su salario.
46. Que purifique sus pasos mirando dónde pone los pies por temor a caminar sobre cabellos, sobre un hueso ó sobre cualquier otra cosa impura; que purifique el agua que beberá, filtrándola con un pedazo de paño por temor a hacer perecer a los animalitos que pudieran hallarse en ella; que purifique las palabras por su verdad; que conserve siempre puro su espíritu.
47. Debe soportar con paciencia las palabras injuriosas, no despreciar a nadie y no guardar rencor a nadie por causa de este cuerpo débil y enfermizo.
48. Que no se encolerice a su vez con un hombre irritado; que si le injurian responda dulcemente y que no diga palabra vana que se relaciones con los objetos sometidos a las siete percepciones[18] que son los cinco órganos de los sentidos, el sentimiento y la inteligencia; que no hable sino del Ser divino.
49. Que meditando con deleite en el Alma suprema, sentado, sin tener necesidad de nada, inaccesible a todo deseo sensual, sin otra sociedad que su alma, viva aquí abajo en espera de la beatitud eterna.
50. Nunca debe tratar de procurarse alimento explicando prodigios y presagios[19], ni valiéndose de la astrología ó de la quiromancia, ni dando preceptos de moral casuística ó interpretando la Escritura santa.
51. Que no entre nunca a una casa frecuentada por ermitaños, Bramanes, pájaros, perros ó por otros mendigos.
52. Que con los cabellos cortados, provistos de una fuente, de un bastón y de un aguamanil yerre continuamente en perfecto recogimiento, evitando el hacer daño a cualquiera criatura animada.
53. Que las fuentes de que se sirve no sean en metal y no tengan fractura alguna: conviene purificarlas con agua así como a las tazas empleadas en un sacrificio.
54. Una cantimplora, una fuente de madera, una vasija de barro, una canasta de babú, tales deben ser, según los preceptos de Manú, Swayambhuva (salido del Ser existente por sí mismo) los utensilios de un Yati (2) (devoto ascético).
55. Que mendigue su alimento una vez al día y no desee gran cantidad; pues el devoto ávido de limosnas, acaba por abandonarse a los placeres de los sentidos.
56. En la tarde, cuando no se ve la humareda de la cocina, cuando está en reposo la mano de mortero, cuando el carbón está apagado, las gentes ahítas, las fuentes ha sido retiradas, es cuando el devoto debe mendigar su subsistencia.
57. Que no se aflija si no obtiene nada; que no se de a la alegría si obtiene algo; que no trate sino de sostener su vida; y en la elección de sus utensilios, no consulte su fantasía.
58. Que procure sobre todo no recibir limosnas después de un humilde saludo, pues las limosnas así recibidas encadenan con los lazos del renacimiento al devoto que está a punto de librarse de él.
59. Que tomando poco alimento, retirándose a apartados lugares, contenga sus órganos, renunciando a toda clase de afecto ó de odio, evitando hacer daño a las criaturas, prepara su inmortalidad.
61. Que considere con detención las transmigraciones de los hombres que causan sus acciones culpables; su caída al infierno y los tormentos que sufren en la mansión de Yama.
62. Su separación de las personas amadas y su unión con las personas odiadas; la vejez que comienza a hacerse sentir, las enfermedades de que son víctimas.
63. El espíritu vital que sale de este cuerpo para renacer en el vientre de una criatura humana y las transmigraciones de esta alma en millones[20] de matrices.
64. Las desgracias que sufren los seres animados a consecuencia de su iniquidad y la felicidad inalterable que sientes proveniente de esta contemplación del Ser divino que da la virtud.
65. Que reflexione, con la más exclusiva atención de espíritu, en la esencia sutil é indivisible del Alma suprema (Paramatma) y en su existencia en el cuerpo de los seres más elevados y los más bajos.
66. Que cualquiera que sea la orden en que se halle un hombre, aunque haya sido acusado con falsedad e injustamente privado de las insignias de su orden, continúe cumpliendo su deber y trate de igual manera a todas las criaturas; llevar las insignias de una orden no es cumplir los deberes de ella.
67. Así, aunque el fruto del kataka[21] tenga la propiedad de purificar el agua, no se purificará sin embargo el agua pronunciando solamente el nombre de este fruto.
68. Que a fin de no causar la muerte de animal alguno, el Sanniasi camine mirando al suelo, tanto la noche como el día, aún a riesgo de hacerse daño.
69. Como en el día y en la noche hace morir involuntariamente a cierto número de animalitos, debe purificarse, bañarse y retener seis veces su aliento.
70. Tres supresiones de aliento únicamente hechas según la regla y acompañadas de las palabras sagradas: Bhur, Bhuvah, Swar[22], del monosílabo Aum, de la Savitri y del siras[23], deben considerarse como el acto de devoción más grande de un Bramána.
71. Así como desaparecen las impurezas de los metales cuando se les expone al fuego, así también todas las faltas que pueden cometer los órganos se borran con supresiones de aliento.
72. Que borre sus pecados, reteniendo su aliento; que expíe sus faltas, entregándose al más absoluto recogimiento; que reprima los deseos sensuales imponiendo un freno a sus órganos; que destruya con la meditación profunda las cualidades opuestas a la naturaleza divina[24].
73. Que entregándose a la más abstracta meditación, observe la marcha del alma a través de los diferentes cuerpos, desde el grado más alto hasta el más bajo, marcha que difícilmente distinguen los hombres que no tienen el espíritu perfeccionado por la lectura del Veda.
74. Quien está dotado de esta sublime[25] vista, ya no sufre la esclavitud de las acciones; pero quien está privado de esta vista perfecta, está destinado a volver al mundo.
75. No haciendo daño a las criaturas, señoreando sus órganos, cumpliendo con los deberes piadosos prescritos por el Veda y sometiéndose a las más austeras prácticas de devoción, se llega aquí abajo al fin supremo, que es identificarse con Brahma.
76. Esta mansión, a la que sirven los huesos de armazón, a la que sirven de ligamen los músculos, cubierta de sangre y de carne, cubierta de piel, infecta, que encierra excrementos y orina.
77. Sometida a la vejez y a las penas, afligida por enfermedades, presa de sufrimientos de toda clase, unida a la cualidad de pasión, destinada a perecer, esta mansión humana deber ser abandonada con gusto por quien la ocupa.
78. Así como un árbol abandona la orilla de un río cuando lo arrastra la corriente, así como un pájaro abandona el árbol obedeciendo a su capricho, así también quien abandona por necesidad ó por su propia voluntad a este cuerpo, se liberta de un monstruo horrible.
79. Dejando a sus amigos sus buenas acciones y a sus enemigos sus fallas, y entregándose a una profunda meditación, se eleva el Sannyasi hasta Brahma, que existe de toda eternidad.
80. Cuando, por su conocimiento íntimo del mal, se vuelve insensible a todos los placeres de los sentidos, obtiene entonces la felicidad en este mundo y la beatitud eterna en el otro.
81. Habiéndose libertado de esta manera gradualmente de todo afecto mundanal, tornándose insensible a todas las opuestas condiciones como el honor y el deshonor, es absorbido para siempre en Brahma.
82. Lo que acaba de se declarado[26] se obtiene siempre por la meditación en la esencia divina; pues ningún hombre, cuando no se ha elevado al conocimiento del Alma suprema, puede cosechar el fruto de sus esfuerzos.
83. Que lea constantemente en voz baja la parte del Veda que concierne al sacrificio, la que habla de las Divinidades, la que tiene por objeto el Alma suprema y todo lo que está declarado en el Vedanta[27].
84. La Santa Escritura es un refugio asegurado aún para los que no la comprenden, para los que la comprenden y leen, para los que desean el Cielo y para los que aspiran a una eternidad de felicidad.
85. El Bramána que abraza la vida ascética según las reglas que acaban de ser declaradas en el orden conveniente, se despoja aquí debajo de todo pecado y se reúne con la Divinidad suprema.
86. Os he manifestado los deberes comunes a las cuatro clases[28] de los Yatis dueños de sí; aprended ahora las reglas particulares a las que están sometidos de la primera clase que renuncian a todas las prácticas piadosas prescritas por el Veda.
87. El novicio, el hombre casado, el anacoreta y el devoto ascético forman cuatro órdenes distintas que deducen su origen del dueño de la casa.
88. El Bramánque entra sucesivamente a todas estas órdenes, conforme a la ley y que se conduce del modo prescrito, llega a la condición suprema, es decir, a la identificación con Brahama.
89. Pero entre los miembros de estas órdenes, el dueño de casa que observa los preceptos de la Sruti y la Smriti está considerado como el principal de todos; pues es él quien sostiene a los tres.
90. Así como todos los ríos y todos los riachuelos van a confundirse en el océano, así también todos los miembros de las otras órdenes vienen a buscar un asilo junto al dueño de casa.
91. Los Duijas que pertenecen a estas cuatro órdenes, deben practicar siempre con el mayor celo las diez virtudes que componen el deber.
92. La resignación, el acto de devolver bien por mal, la temperancia, la probidad, la pureza, la represión de los sentidos, el conocimiento de los Sastras, el del Alma Suprema, la veracidad y la abstinencia de cólera; tales son las diez virtudes en que consiste el deber.
93. Los Bramanes que estudian estos diez preceptos del deber y que después de haberlos estudiado se conforman a ellos, llegan a la condición suprema.
94. El Duija que practica con el mayor celo estas diez virtudes, que ha escuchado la interpretación del Vedanta como la ley lo prescribe y cuyas tres deudas están canceladas[29], puede renunciar enteramente al mundo.
95. Que desistiéndose de todos los deberes religiosos de dueño de casa, habiendo borrado todos sus pecados, habiendo reprimido sus órganos y habiendo comprendido perfectamente el sentido de los Vedas, viva feliz y apacible bajo la tutela de sus hijos[30].
96. Después de haber abandonado toda clase de práctica piadosa, dirigiendo su espíritu hacia el único objeto de sus pensamientos, la contemplación del Ser divino, estando exento de todo otro deseo, habiendo expiado sus faltas por la devoción, llega al fin supremo.
97. Os he declarado las cuatro reglas de conducta que conciernen a los Brahmanas, reglas santas y que producen frutos imperecederos después de la muerte; aprended ahora cuál es el deber de los reyes.
[1] Se vuelve Vanaprasha, es decir, habitante de la selva.
[2] Literalmente, que lleve una djata. Véase más arriba Lib.II, est.219.
[3] El Vitana consiste en tomar fuego del hueco (kunda) cavado para el fuego llamado Garhapatya y llevarlo a los dos huecos cavados para los fuegos llamados Ahavantya Dakshina.
[4] La primavera (vasanta) comprende los meses de chetre (marzo - abril) y de vesaka (abril - mayo), el otoño (sarat) los meses de aswina (septiembre - octubre) y kartika (octubre - noviembre).
[5] Andrpogon schaenanthus.
[6] Hierba desconocida.
[7] Cardya myxa.
[8] Es decir la tarde del segundo ó del cuarto día después de haber ayunado hasta entonces. Se hacen ordinariamente dos comidas l día, una en la mañana, otra en la tarde.
[9] Véase Lib.XI, est.216.
[10] En la mañana, a mediodía y en la tarde; es lo que se llama las tres savanas.
[11] Véase más arriba Lib.III, est.273, nota.
[12] Cuatro de estos fuegos están colocados en los cuatro puntos cardinales, el sol forma el quinto. (Comentario).
[13] Véase más arriba, Lib.II, est.140, nota.
[14] Es decir que ha sido sucesivamente alumno en teología (Bramachari) dueño de casa (Grihasta) y anacoreta (Vanaprastha).
[15] Véase más arriba, Lib.IV, est.257.
[16] El Moksha es la absorción en el Alma suprema. Véase más arriba, Lib.I, est.98.
[17] Es decir para entrar a la cuarta orden, la de los Sannyasis (devotos ascéticos) sin pasar por la orden de los anacoretas. (Comentario).
[18] Literalmente que no profiera vana palabra encerrada entre siete puertas.
[19] Las palabras Yati, sannyasi y Parivradjaka designan a una religioso de la cuarta orden, Yati significa literalmente, aquel que se ha dominado; Sannyasi, elque ha renunciado a todo; Parivradjaka, el que lleva una vida errante.
[20] 1 Literalmente, diez mil millones.
[21] Strychnos potatorum.si se frota con una de las semillas de esta planta el interior de una jarra que sirve para conservar agua, esta hace precipitar las partículas terrosas esparcidas en el agua.
[22] Véase más arriba Lib.II, est.76.
[23] La palabra siras significa ordinariamente cabeza. Debe entenderse por esta palabra la primera estrofa del himo gayatri.
[24] Tales como la cólera, la avaricia, la maledicencia.
[25] Es decir, aquel para quien el Ser supremo está presente en todas partes. (Comentario).
[26] A saber la liberación de todo afecto mundano y la insensibilidad a todas las contrarias condiciones.
[27] Véase Lib.II, est.160.
[28] Los Yatis ó Sannyasis, de cuatro clases, son, según el comentario, los Kuticharas, los Bahudakas, los Hansas y los Paramahansas.
[29] 1 Véase más arriba Lib.IV est.257.
[30] 2 Esto concierne especialmente al Yati llamado Kutichara. Véase más arriba, est.86.

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